Monday, June 30, 2014

EL PODER DE LAS CREENCIAS.



En la psicología actual, la corriente más influyente es la Psicología Cognitiva, la cual establece que el comportamiento humano está determinado por lo que la persona SABE o  mejor dicho, lo que la persona CREE SABER, es decir el comportamiento humano está determinado principalmente por las CREENCIAS.

Una CREENCIA es la concepción de “algo” que no necesariamente tiene bases lógicas o empíricas, pero que el individuo que la posee la considera verdadera y no siente la necesidad de someterla a prueba. La creencia es dar por cierto algo que no está comprobado o que el entendimiento no es suficiente para comprenderlo.
                        Dadas las limitaciones intelectuales propias del ser humano es natural que todos tengamos creencias, pero dentro de estas, las creencias religiosas son particularmente sorprendentes, ya que la historia de todos los tiempos y todas las culturas nos cuenta del enorme poder que las creencias religiosas han ejercido y ejercen en el comportamiento ambivalente de los creyentes en dioses, ya que dichoscomportamientos se mueven desde lo ridículo y sanguinario hasta lo sublime y humanitario, como por ejemplo las sangrientas Guerras Santas, Cruzadas, Santa Inquisición,  y crueles sacrificios humanos y por el otro lado alcanzan la sublimación en el arte, como la escultura, pintura y majestuosas construcciones de templos, pirámides y también obras de beneficiencia colectiva, etc.


                       A pesar de la propensión natural del ser humano a tener creencias es fascinante observar que para la gran mayoría de las personas, esto es para los creyentes en dioses, resulta una necesidad fundamental en sus vidas el tener creencias de dioses, demonios, paraísos, etc. y estas creencias en seres y lugares imaginarios tienen una relevancia primordial en su comportamiento y relación con los demás.

Las creencias se forman sobre la base de un RITO y ese rito se establece exclusivamente sobre bases anecdóticas, es decir sobre la base de tomar como cierto lo que otros dicen o que han escrito. Por esa razón CREER es IGNORAR y ante la incapacidad de poder saber, entonces la creencia se encarga de explicar lo que se ignora. La creencia es una manera de llenar el vacío cognitivo llamado ignorancia, por eso Amos Bronson Alcott dice que “la enfermedad de la ignorancia es ignorar su propia ignorancia”.

                            Dentro del grupo de creyentes religiosos es impresionante el poder que ejercen las creencias, particularmente en las personas con pensamientos rígidos y dogmáticos, ya que se aferran a sus creencias como si fueran un asunto de vida o muerte y son incapaces de poner sus creencias en la mesa del debate lógico, lo cual por cierto los llevaría simplemente al absurdo, porque consideran que sus creencias son la VERDAD ABSOLUTA y obviamente estos creyentes con pensamiento rígido y dogmático solo “ven” el lado sublime de sus creencias.

                             En la Red de Internet existen innumerables personas que ilusamente tratan de convencer a los creyentes en dioses de lo absurdo de su creencia, pero es evidente la imposibilidad de cambio de los creyentes con respecto a su dios, divinidad o trascendente, porque la creencia de su existencia es fundamental en sus vidas y la convierten en una idea fuertemente arraigada, al grado de que son incapaces de cuestionarla, es decir la creencia la convierten en una CONVICCIÓN. y más dramáticamente en un CREER que se SABE.


Saludos cordiales.

Sunday, June 22, 2014

LA PRIMOGÉNITA DE LA VIDA.

           
         Venimos a este mundo sin haberlo pedido y más aún, nacemos con un inevitable destino determinado por un lado, por un grupo de naipes que a cada persona nos tocó en suerte y por el otro lado, el conjunto de circunstancias que nos rodean.

Solo nos corresponde encontrarle sentido y provecho a dichas cartas para aprender a reducir el dolor que nos deparan las vicisitudes del juego, tratando de sacarle el mayor provecho a esa partida única, irrepetible y sin reglas a la que llamamos VIDA.

Entre las cartas que nos tocó en suerte, está una singular, atractiva e irresistible carta llamada supervivencia, la cual nos obliga a jugar y permanecer en el juego durante todo el tiempo que disponemos, otras cartas que el azar gentilmente nos obsequia son la CURIOSIDAD, la INTELIGENCIA y el VALOR con las cuales nos la arreglaremos, pero no para ganar o perder, sino solo para entretener el tiempo y adaptarnos al juego.

La gran mayoría de las personas de este planeta, son creyentes en dioses debido que sus cartas de curiosidad, inteligencia y valor son insuficientes para afrontar la vida y les resulta aterrador e insoportable  el nacimiento de la primogénita, creando sus propios dioses imaginarios y superpoderosos que los cuidarán y protegerán mentalmente, evitando la terrible angustia que les produce la Muerte.

La vida es una hermafrodita que se autofecunda y se preña con su propio arte de descubrir (heurística) y parir (mayéutica) dolorosas verdades, razón por la cual los creyentes necesitan ineludiblemente de dioses protectores. En el vientre de la vida, inevitablemente se gesta  su única hija a la que le hemos puesto por nombre Muerte y cuando nazca la primogénita, su madre será arrojada a la nada, dando por terminada la partida.

 VIAJERO
Viajero que viajas al destino final.
Viajero que viajas a ningún lugar.
En cada descanso se acorta la meta.
En cada parada la ansiedad aumenta.

Viajero que viajas en la mar de la vida.
Viajero que viajas solo y a la deriva.
Te lanzaron al mundo sin vela y timón.
Siguiendo, la luz confusa de la emoción.

Viajero que viajas con boleto solo de ida.
Viajero que viajas sin recordar la partida.
La emoción bendita nubló tu conciencia.
Y la razón maldita brillo por su ausencia.


Viajero que viajas encadenado a la mentira.
Viajero que viajas creyendo en otra “vida.”
Quedaste anclado en el coma inducido.
Que ya ni te acuerdas de haber vivido.

Viajero que viajas para sobrevivir.
Viajero que viajas te toco morir.
No tienes tiempo de ver para atrás.
Solo sigues el camino connatural.

Viajero que arribas al final del viaje.
Viajero cobarde, te faltó coraje.
Te sobró pobreza al pagar el peaje.
Y te olvidaste, disfrutar del paisaje.