El pasado viernes, el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, declaró que una de las causas por la que las personas se vuelven alcohólicas y/o drogadictas es porque no creen en dios, porque no lo conocen.
Dicen que cada país tiene los dirigentes que necesitan y se merecen, México no es la excepción y tiene a un creyente católico como presidente, que sin ocultar la cruz de su parroquia se muestra ignorante y pueril haciendo afirmaciones sin el más mínimo recato y sustento.
A los CREYENTES INNATOS como Felipe Calderón le es imposible desechar sus creencias divinas o asideros trascendentes e intencionalmente olvida que México es un país laico y como presidente no DEBE transgredir la línea entre sus creencias particulares en seres imaginarios y el discurso público que supone su envestidura como presidente.
De su infausta declaración, fácilmente se puede seguir que los creyentes en dios que son drogadictos o alcohólicos, lo son por la gracia de dios, quien les dio el divino don del alcoholismo y la drogadicción.
¿Cómo puede un pueblo salir de la mediocridad con dirigentes mediocres que consideran que los problemas de alcoholismo y drogadicción son originados por no creer en dios, porque no lo conocen? y para colmo, pretende recortar el presupuesto a la UNAM y demás universidades públicas.
Seguramente los narcotraficantes y las cervecerías deben estar alentando y promoviendo el ateismo, ya que eso aumenta sus clientes e incrementa sus ventas.
Por eso los mexicanos están como están.
Saludos cordiales.
